MEMORIA PRIMA (2025)

CASA ROSA LUISA, PONCE

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“En sitio num. 6 (Casa Rosa Luisa, Ponce)”de la serie “Hipermaterial”, 2025, Acrílico sobre lienzo, 48x36” Colección Santos Rivera

“En sitio num. 8 (Casa Rosa Luisa, Ponce)” de la serie “Hipermaterial”, 2025, Acrílico sobre lienzo, 40x30”

“En sitio num. 7 (Casa Rosa Luisa, Ponce)” de la serie “Hipermaterial”, 2025, Acrílico sobre lienzo, 32x24”

Memoria Prima es una exposición que reúne a Melissa Ramírez, Natalia Sánchez y Ada del Pilar Ortiz en un diálogo artístico con la arquitectura vernácula puertorriqueña. La muestra parte de una sensibilidad compartida hacia la memoria material de Puerto Rico, activando a la Casa Rosa Luisa -residencia centenaria marcada por el tiempo y la transformación- como escenario y símbolo.

Melissa Ramírez presenta una nueva serie dentro de su línea Ural Studio, su práctica de joyería cultural en diálogo con la identidad, la arquitectura y la memoria colectiva. Inspirada en la emblemática reja de la Casa Rosa Luisa, la colección transforma ornamentos cotidianos en objetos íntimos que preservan fragmentos de una memoria enmarcada por balcones, herrería ornamental y nuestra cotidianidad. Natalia Sánchez se adentra en los detalles constructivos de la casa a través de la pintura. A través de su énfasis pictórico, arroja una mirada a lo desapercibido, así mismo como la fabricación detrás de estos elementos que decoran nuestros espacios como la loseta hidráulica, montantes, escaleras y acercamientos espaciales, destacando y traduciendo a través de la pintura la confección de estos mismos elementos. Mediante la escultura, Ada del Pilar Ortiz propone una dualidad entre lo presente y lo ausente, recreando objetos arquitectónicos que se presentan como apariciones fantasmales. La materialidad de las piezas que presenta en esta exhibición sugiere la desaparición de estos ornamentos al desafiarlas con un efecto translúcido, encapsulando residuos de lo que una vez perteneció a la materialidad de estos espacios.

Esta muestra no solo rinde homenaje a una estética en riesgo, sino que convoca al público a repensar la casa como lugar expandido de identidad, historia y agencia colectiva. Casa Rosa Luisa, entonces, se revela no como ruina, sino como territorio vivo de creación y memoria.